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martes, 7 de marzo de 2017

El baño del bebé



El baño del bebé. ¿Qué es mejor? ¿Por la noche o por la mañana?

¿Influye en algo el horario del baño? Lo que debes saber es que el momento en que bañas a tu bebé incide en su ritmo de actividad; es decir, si lo haces por la noche, lo estarás preparando para dormir, mientras que si lo haces en la mañana, lo preparas para una nueva rutina diaria. Lo mejor es que una vez que elijas a qué hora bañarlo, lo hagas siempre en ese mismo horario.



¿De noche o de día?

Según algunas encuestas, muchos papás prefieren bañarlo por la noche porque es más relajante para el bebé, ya que el agua calientita causa vasodilatación capilar en su piel. Otra posible razón es que el bañarlo antes de acostarlo lo dejará en una condición muy relajada y similar a la que el bebé sentía en el interior del vientre materno, por lo que será muy placentero para él. Además, la última leche del día será más fácil de tomar.
Por otro lago, algunos doctores han comentado que durante la mañana es beneficioso bañar al bebé porque el baño los estimula y despeja, preparándolo para el nuevo día. Así que lo mejor es que observes a tu pequeño o pequeña y que te des cuenta de qué es mejor para su caso en particular.
En cualquier caso, puedes mezclar el baño con rutinas de juego o de relajación. Si lo bañas en la mañana, aprovecha de animarlo y chapotear en el agua. Y si lo bañas en la noche, hazle un masaje al terminar para que duerma mejor.

¿Afecta su digestión?

Quizás te preguntes si bañarlo después de comer afectará en algo su digestión, pero mientras la temperatura sea la apropiada no debería presentar ningún problema. Cuando se produce una mala digestión generalmente está provocada por un baño con una temperatura muy helada o muy caliente.

¿Cuánto debe durar el baño?

Algunos pediatras recomiendan que al principio los baños sean breves, como máximo 5 minutos, pero a medida que el bebé crezca puedes tenerlo en el agua hasta que ésta comience a perder el calor.
No obstante, si el bebé tiene alguna condición delicada en su piel, como dermatitis atópica, es mejor limitar los baños y usar algún jabón especial recomendado por el especialista


Fuente: Facemamá.com

La primera caída al suelo del bebé





Ese horrible día en que tu bebé se te cae al suelo por primera vez

Hace unos días una conocida explicaba que en un momento en que se giró a coger un pañal el bebé se le cayó al suelo. Entre unos cuantos le ayudamos a quitarse (un poco) el sentimiento de culpa porque a muchos nos ha pasado, mal que nos pese. Es ese horrible día en que tu bebé se te cae al suelo por primera vez, se hace daño y no sabes muy bien qué tienes que hacer.

No se gira, hasta que se gira

Uno de los consejos de seguridad que damos en la consulta de enfermería es el de nunca, nunca, pero nunca, dejarle solo si al girar puede caer. Los cambiadores son relativamente altos porque así no tenemos que hacer las cosas doblados, a costa de nuestra espalda, pero si sabe girar y lo hace con relativa facilidad puede ser peligroso.
Que sí, que cuando son bebés pequeños es imposible que se caigan, pero no saben girarse hasta el día en que aprenden a girarse y entonces te das el susto de tu vida, si justamente lo hacen cuando menos te lo esperas.
En nuestro caso, sucedió al caer de la cama, por la noche. Una cama, una cuna colecho y un bebé que acaba de aprender a desplazarse. Pues eso hizo… salió de la cuna colecho, pasó a nuestra cama, y de ahí se fue para abajo, donde ya no había barrera ni cuna. En medio de la noche, un golpe al suelo y un llanto, y despertar no sabes dónde ni cuándo, con tu hijo compungido, sintiéndoos los peores padres del mundo.
Otras veces es cuando lo estás cambiando en la cama y te giras para coger el pañal, como digo, o aquello de “es un segundo, no le va a pasar nada”, y parece que están esperando a que te gires para probar sus habilidades. Caída, golpe, y una madre o un padre sintiéndose un completo desastre.

¿Y si se ha dado en la cabeza?

Buena pregunta. La realidad es que a menos que veas el chichón o una zona enrojecida es muy difícil saber dónde se ha dado, aunque es bastante probable que la cabeza haya recibido. Su cabeza pesa mucho en relación al cuerpo y tienen poca fuerza en el cuello para sostenerla, así que al caer, está claro que la cabeza impactará en el suelo.
¿Qué hacer entonces? Pues dentro de los nervios lógicos, intentar mantener la calma para ver qué ha pasado, qué se ha hecho. Si hay sangre (no suele ser el caso), buscar el origen para frenar el sangrado con una gasa aplicando presión y tener claro aquello de que “la sangre es muy escandalosa”: puedes coger al niño rojo del suelo y que el corte sea bien pequeño. Limpiar, ver dónde está la herida, y si es importante acudir a urgencias, pero sin correr como posesos. Si se presiona un rato deja de sangrar, así que no hay motivo para correr como si le fuera la vida.
Si no hay sangre, mirar si hay golpe o chichón, y en tal caso aplicar hielo en la zona para que actúe como antiinflamatorio. Y entonces pasar a lo siguiente, valorar el estado general.

Cuándo preocuparse ante un golpe en la cabeza

Llanto
Una vez hemos hablado de la parte visible, de aquello sobre lo que podemos hacer algo directamente, vamos a hablar de lo que nos da más miedo y respeto, las posibles lesiones internas. En la mayoría de ocasiones no les pasa nada; por eso decimos que son de goma. Sin embargo, hay niños que sí acuden a urgencias por alguna caída casual que, sin haber sido muy aparatosa, les ha provocado una lesión importante. Con esto quiero decir que ante cualquier golpe en la cabeza, y sobre todo si nos parece un golpe fuerte, debemos valorar diversos factores para decidir si acudimos a urgencias o no, si debemos preocuparnos o no. Estos factores son los siguientes:
  • La altura de la caída: no es lo mismo caer mientras camina, o tras desestabilizarse jugando a algo que caer de una silla, de una litera o mientras saltaba en el sofá. Si creemos que la altura es lo suficientemente alta como para que se haya podido hacer daño de verdad, es mejor ir a un centro médico.
  • Cómo ha caído: es posible que la caída sea desde una altura que da miedo, pero que caiga de un modo que apenas se haga daño y puede ser que caiga de una altura pequeña y se dé un buen golpe en la cabeza, de esos que hasta el suelo retumba. En este caso también podría ser interesante acercarnos al hospital.
  • Dolor: es lógico y evidente que después de una caída el niño sufra dolor. Ahora bien, si el dolor no cede o si parece ser demasiado agudo (si grita mucho o si no deja de llorar pasado un buen rato), será mejor ir a un centro sanitario para que evalúen posibles daños.
  • Vómitos: a veces el vómito viene provocado por el llanto excesivo, pues la garganta se irrita, tosen y finalmente vomitan. Si vemos que hay más de un vómito, o si sólo hay uno pero sale con mucha fuerza podría ser un motivo de alerta.
  • Desorientación, confusión o pérdida de consciencia: en cualquiera de estos casos sería recomendable llevarlo al centro médico.
  • Somnolencia progresiva o dificultad para despertarlo: después de un golpe, incluso en la cabeza, los niños suelen estar irritables y después somnolientos. En principio, si no hay otros síntomas que nos avisen de la posible gravedad los niños sí pueden dormir y de hecho les ayuda a recuperarse. Se recomienda estar con ellos mientras duermen e ir viéndolos cada 2 ó 3 horas para ver que todo va bien. En caso de duda es mejor despertarles para quedarnos tranquilos.
  • Salida de líquido o sangre del oído o por fosas nasales: supone pérdida de sangre o de líquido cefalorraquídeo y precisa, por lo tanto, de atención médica urgente.
  • Cualquier síntoma o signo que proporcione preocupación familiar: si a pesar de toda la valoración hay dudas sobre la necesidad o no de acudir a urgencias, lo mejor es ir. Más vale pecar de prudentes.
En caso de que finalmente decidamos quedarnos en casa deberemos seguir atentos a todos los síntomas comentados durante al menos 24 horas. Pasadas estas horas es más raro que aparezcan.

Nos ha pasado a todos, pero mucho ojo

De verdad, que estos accidentes pasan, que se giran cuando menos te lo esperas o caen cuando sabes que es imposible que suceda. Tienen habilidades inexplicables que sacan a relucir cuando no miramos. Por eso, mucho ojo. Vale más prevenir que curar, y por eso nunca debemos dejarles solos en superficies elevadas y es imperativo colocar medidas de seguridad en la cama, ante escaleras, ventanas y balcones e incluso evitar el uso de andadores para evitar cualquier riesgo de accidente o caída. Recordad que las caídas suponen el 6% de las muertes infantiles.


 Fuente: bebesymas.com