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jueves, 23 de marzo de 2017

Calcio y hierro: nutrientes básicos para los niños


Calcio y hierro: nutrientes básicos para los niños







En la buena alimentación de todo niño tiene que tener nutrientes que le ayuden a desarrollar procesos y fortalecer su cuerpo.


En la buena alimentación de todo niño, mucho más en sus primeros años y en la etapa del crecimiento, se hace indispensable incluir nutrientes que le ayuden a desarrollar procesos y fortalecer su cuerpo, como por ejemplo: el hierro y el calcio, minerales de gran poder.

El hierro, para empezar, interviene en la producción de la sangre y se encuentra en la hemoglobina y mioglobina que transportan el oxígeno de los pulmones a los tejidos; de allí que este mineral intervenga en procesos fundamentales como la oxigenación, ayudando a disminuir el agotamiento; también está en la coagulación de la sangre, la adquisición de defensas y la formación de tejidos.

Cuando los niveles de hierro son muy bajos y no alcanzan a suplir las necesidades que durante el crecimiento tienen los niños, se puede presentar la anemia, causando, entre otros desordenes, dificultades en el aprendizaje y del comportamiento.

Por su parte, el calcio es el mineral más abundante en el cuerpo humano. En los dientes y los huesos esta la mayor cantidad de él, y en los tejidos, las neuronas, la sangre y otros líquidos del cuerpo está el resto del calcio que el organismo necesita.




Hierro para grandes pensadores 

Cuando los bebés nacen cuentan con el hierro suficiente que han tomado de su madre; por eso, ella debe alimentarse adecuadamente durante la gestación. Pero 6 meses después, al comenzar la alimentación complementaria, deben recibirlo a través de los alimentos o de los suplementos alimentarios, en caso de ser necesario, pero solo bajo prescripción médica.

Ahora bien, cuando los pequeños no pueden ser amamantados por razones extremas, los pediatras siguieren que es importante que lo reciban de otras fuentes, entre ellas, fórmulas infantiles fortificadas con hierro.

Igualmente, durante el crecimiento, las reservas de hierro son muy importantes para favorecer el desarrollo óptimo, por lo que se debe mantener altos niveles del mineral, que evite que se produzca un bajo desarrollo mental.

Los niños pueden superar la deficiencia de hierro, pero no los problemas de desarrollo resultantes de dicha deficiencia”, dice el pediatra estadounidense William MacLean, profesor de la Universidad Estatal de Ohio.

Por razones como estas es que en los dos primeros años de vida hay que prevenir un déficit prolongado del mineral, pues de lo contrario, la disminución en el desarrollo mental y del lenguaje pueden ser irreversibles. Además, su capacidad de aprender se afectará, será mucho más vulnerable ante las infecciones y no tendrá ánimo de realizar ninguna actividad física.

Bloqueando la anemia

Ya hemos hablado de las graves consecuencias de que un niño tenga bajas reservas de hierro en su organismo, pero uno de los males mayores que visibilizan esa anomalía es, sin duda, la anemia, que ataca cuando se disminuye, pierde o destruye la producción de glóbulos rojos a consecuencia de enfermedades congénitas, hemorragias o, precisamente, por una alimentación baja en hierro, en la cual no existe hemogoblina en la sangre, proceso en el que el hierro es protagonista.

Entre los diferentes tipos de anemia la más común es la ferropénica, que se contrarresta con un aporte balanceado de nutrientes, proteínas, vitaminas y por supuesto, hierro. Cuando se presenta la anemia trae consigo la fatiga prematura ante cualquier esfuerzo, por mínimo que sea, y provoca adinamia, es decir, hace que los reflejos sean muy lentos, además, causa pérdida del apetito y somnolencia.

Acá está el hierro

Con la iniciación de la alimentación complementaria, a partir de los 6 meses de edad, las madres deben ir incorporando los alimentos que en ese momento necesita el bebé para completar su desarrollo.

En el caso del hierro, las fuentes son muchas. Por ejemplo, de origen animal, está en el hígado, la pajarilla, pollo y las carnes rojas. En los vegetales, está en las lentejas, espinacas, remolacha y aguacate, entre otros, al igual que en ciertos cereales.

El calcio y los niños, inseparables

Los niños de 2 años están en una etapa de desarrollo físico en la que es importante el consumo de vitaminas, proteínas, carbohidratos, entre otros, y el calcio es uno de esos elementos imprescindibles para el crecimiento, pues juega un papel fundamental en el fortalecimiento de los huesos y la formación y mantenimiento de los dientes.

Por ello, los expertos recomiendan que los niños de esta edad deben ingerir, por lo menos, 500 a 700 miligramos de calcio al día, consumiendo alimentos que lo contengan como la leche y sus derivados, fuente natural del mineral, por lo que es primordial que, por lo menos, los niños tomen un vaso de leche o de yogur de 12 onzas al día.




El cuerpo humano está constantemente eliminando y reemplazando pequeñas cantidades de calcio en los huesos. Si el organismo elimina más calcio del que reemplaza, los huesos comienzan a debilitarse y corren mayor riesgo de rotura.

La necesidad de calcio es más alta durante la niñez y la adolescencia porque los huesos están en fase de crecimiento y es necesario contar con calcio adicional para que se fortalezcan. La mayor parte del calcio que se necesita para lograr huesos fuertes tiene que obtenerse antes de los 17 años. Así, al tomar la cantidad de calcio que se recomienda ayudamos al crecimiento y mantenimiento de todo el sistema óseo.

Pero el calcio tiene otras funciones muy importantes diferentes a estar presente en los huesos y los dientes, donde se concentra el 99 por ciento del mineral que existe en el cuerpo. Así que el calcio también mantiene el ritmo cardíaco, ayuda a conservar el funcionamiento del sistema nervioso, regula la presión arterial, y ayuda a controlar el peso, pues su consumo mantiene el cuerpo con menos grasa corporal.

Como ya habíamos dicho, la leche y sus derivados son la fuente primordial de calcio, pero su consumo puede variar dependiendo de la marca del yogurt, el tamaño o la cantidad que el niño ingiera diariamente.

Es bueno que los padres sugieran a sus pediatras de confianza la posibilidad de hacer una prueba de calcio en sus hijos, porque si el niño tiene niveles altos del mineral en la sangre, tendrá que restringir la ingesta masiva de los alimentos que lo contienen, pues puede ocasionar una condición médica desfavorable.

Además existe un grupo especial de niños con intolerancia a la lactosa, que obviamente no pueden obtener el calcio de la leche y sus derivados, por lo que deben buscarlo en otro tipo de alimentos como las verduras y en el zumo de naranja, por ejemplo.

En otros casos extremos, y bajo prescripción médica, es posible que les recomienden suplementos para niños enriquecidos con calcio, para que no presenten insuficiencia del mineral, pero esto solo se debe hacer como parte de una dieta indicada y supervisada por el especialista.

Hay que tener en cuenta que el consumo de alimentos ricos es calcio es mucho más importante en las niñas, pues en la edad adulta ellas son más propensas, en alto porcentaje, de sufrir de osteoporosis, una enfermedad que disminuye la masa ósea y debilita los huesos haciéndolos quebradizos.

Además, durante la gestación, el bebé toma todo el calcio que necesita para su desarrollo de la madre, por lo que la hace vulnerable a las fracturas y a debilitarse por carecer del calcio. De acá que es muy importante en la infancia se mantengan niveles adecuados del mineral para que sean la base de una vida adulta saludable.

Alimentos ricos en calcio

Empecemos por la leche, alimento natural y base de calcio, del cual se obtienen el yogur descremado, el queso amarillo, ricota, y el yogurt con frutas, entre otros. Además, también se recomienda la leche de soya con calcio.

Por otra parte, está presente en los frutos secos; el huevo; las legumbres, como el garbanzo, las lentejas y las judías blancas.

Igualmente en las verduras de hoja verde como las espinacas y los berros y en el brócoli, el repollo, y la col rizada, entre otros. También se recomiendan el tofu, el pescado azul, y los mariscos, pero estos dos últimos alimentos se deben administrar con mucho cuidado en los niños y después del año de edad para evitar alergias o rechazo a ellos.

Fuente: ABCdelbebe.com

Tos alérgica en niños



Tos alérgica en niños






Tos Alérgica en Niños causada por pólenes. Cómo identificar si es o no por alergia. Los distintos tipos de tos que puede producir la alergia a pólenes y cómo se trata en cada caso.
En respuesta a una consulta de Noemí a través de nuestra Comunidad de Facebook:
Hola me gustaría que se hablase de la tos alérgica, tos por bronquitis, etc… ¡Cómo tratarla y qué medicamentos ayudan! ¡¡Gracias!!

¿Cuándo hablamos de Tos Alérgica en niños?
La tos es un mecanismo de defensa del cuerpo. Sirve para dejar libre la vía respiratoria y expulsar de ella cosas que la irritan.

Visto así tal vez pueda pensarse que nunca deberíamos evitar la tos. Pero este caso que tratamos hoy es un ejemplo de porqué a veces conviene actuar ante mecanismos defensivos del organismo.

La tos puede aparecer en una infección y actúa para expulsar al germen que la está causando.

Otras veces en el aire puede haber partículas de contaminantes que irritan la vía respiratoria. De nuevo la tos actúa para evitar que generen daño expulsándolas del organismo.

Pero ¿y el polen? ¿Es dañino? Pues no. Todos aquellos que no tienen alergia a él lo respiran sin que les afecte de forma negativa. Pero a veces el cuerpo funciona mal. Reacciona defenciéndose contra algo que no le causa daño alguno y actúa de formas diferentes:

Tos, para intentar expulsar al polen de la vía respiratoria.
Inflamación de las mucosas respiratorias, para llamar al sistema defensivo al lugar donde detecta al “agresor” que en realidad no agrede en absoluto.
Mucosidad segregada por las mucosas para atrapar, bloquear y expulsar al polen.
El problema es que en las alergias a pólenes este sistema no funciona. Si fuese un germen es algo puntual que está en un momento concreto y deja de estar al poco rato. Pero el polen puede estar en cada bocanada de aire que respiramos durante meses. Por mucho que intentemos expulsarlo, bloquearlo vuelve a entrar. Día tras día mientras ese polen siga en el aire.

El resultado es que si la reacción es muy intensa puede poner en riesgo incluso la vida de quien sufre la tos alérgica.

¿Cómo diferenciamos si la tos puede ser por alergia o por otra causa? Y si es alergia, ¿cómo sabemos si es por pólenes?
Pues porque el polen se mantiene muchos días y semanas en el aire, aumenta los días que hay viento o lluvia escasa, baja cuando llueve mucho y tiene horario.

Un catarro dura algunos días, una alergia a pólenes algunos meses.
Cada planta tiene su período de polinización. Esa fase en la que libera polen para fertilizar sus flores y que se genere fruto. En la mayoría de las flores dura entre 2 y 3 meses. Con sus picos de intensidad mayor y fases en las que está algo más calmado. Depende fundamentalmente del clima.




Una infección, sin embargo, suele durar unos pocos días, hasta que el cuerpo detecta al germen causante, activa al sistema defensivo y lo elimina. A veces puede confundirnos, porque cuando las infecciones se suceden una tras otra puede parecer que es un mismo causante que se mantiene activo durante semanas.

También en las infecciones pueden crecer las vegetaciones para producir defensas y si lo hacen más de lo normal dan lugar a una tos que no acaba de eliminarse. Para ver sus características lee el artículo sobre las vegetaciones.

Un polen tiene además un horario definido y aumenta o disminuye en función de ciertas condiciones:

A primera hora de la mañana las flores se abren liberando polen. Aumenta un poco su concentración.
Al empezar el calor se forman corrientes de aire que suben desde el suelo elevando el polen que liberan las plantas a capas de la atmósfera por encima del suelo en el que vivimos nosotros. Bajan las concentraciones de polen durante las horas de más calor.
Cuando se pone el sol el suelo se enfría, desaparecen las corrientes de aire que arrastraban el polen hacia arriba, y todo el polen acumulado durante el día cae. De tal modo que por la tarde es cuando mayor concentración de polen hay en el aire.
Si un día hace viento se sacuden las flores y una parte importante de polen que había caído al suelo se moviliza aumentando la concentración en el aire.
Si llueve, depende. Si llueve mucho, limpia el aire y acaba atrapando una cantidad importante de polen en la tierra mojada. Pero si llueve poco no tiene capacidad de limpiar y lo que hace es sacudir las flores y levantar polvo del suelo, lo que aumenta la concentración de polen.
Todas estas cosas que son evidentes en cuanto a las situaciones en las que mejora o empeora la tos alérgica, no se corresponden con la evolución cuando es una tos por infección o incluso por alergia a algo que no sea el polen.

Por ejemplo, si eres alérgico al pelo de gato toserás cuando contactas con él. Si vas a un sitio donde viven gatos, o si tienes contacto con alguien que vive con un gato.

Pero no hay un horario ni influyen las condiciones del clima.

Tipos de tos alérgica en niños.
En la tos alérgica de los niños hay dos modalidades fundamentales:

La tos irritativa. El polen entra en la vía respiratoria, el sistema defensivo del alérgico reacciona al encontrarlo en la garganta inflamando su mucosa y se desencadena el reflejo de la tos. Puede ser una tos seca o con mocos, pero tiene la característica de que es difícil no toser porque pica demasiado y resulta imposible aguantarse. El problema en estos casos es que la tos muchas veces empeora la irritación de la garganta, lo que da más tos…
La tos de bronquitis. El polen llega más abajo, hasta el árbol bronquial. Y allí hace que la mucosa de los bronquios se inflame, segregue moco y las paredes de los bronquios se contraigan reduciendo el paso de aire. La tos aparece entonces acompañada de ahogo. El niño respira como si fuese un pez fuera del agua. La tos intenta expulsar el moco para que el aire pueda entrar, pero con cada nueva respiración vuelve a entrar el polen que mantiene la reacción… Esto es lo que la mayoría de la gente llama Asma Alérgica.
A veces pueden coexistir ambos tipos de tos. O una puede acabar degenerando en la otra.
Cómo se trata la tos irritativa alérgia en niños.
Lo ideal sería eliminar la alergia, es decir, que el cuerpo deje de actuar contra un polen de forma inadecuada. Esto puede lograrse con la vacunación antialérgica o “huyendo del polen”. Es muy frecuente que algunos padres adelanten las vacaciones en la playa de los niños porque saben que en la costa las concentraciones de polen son mucho menores.

Pero cuando no es posible podemos recurrir a anti-histamínicos y anti-tusivos. Los primeros a veces son suficiente, ya que si reducimos la reacción alérgica bloqueando la acción de las histaminas (son las sustancias que los “vigilantes” liberan en la mucosa llamando al resto del sistema defensivo), la tos suele ceder, junto con otros síntomas que suelen acompañar, como la mucosidad o la congestión nasal y conjuntival.

Cuando aún con el anti-histamínico la tos persiste siendo muy molesta, hasta el punto de dificultar el sueño, la alimentación o provocar el vómito con frecuencia, usamos los anti-tusivos. Pero antes de usarlos debería valorarlo el pediatra, porque un anti-tusivo en el otro caso de tos alérgica, el de la tos por bronquitis, puede tener un efecto muy negativo: retención de moco y ahogo.

Si tenemos claro que se trata de una tos alérgica irritativa por polen y sabemos o tenemos una sospecha bastante clara de cuál es solemos mantener el Antihistamínico a diario hasta que acabe la polinización concreta. Y usamos el anti-tusivo sólo cuando la tos es muy persistente, pero sin ahogo.

Cómo se trata la tos alérgica por bronquitis en niños.
En la bronquitis los medicamentos más usados son también dos: Broncodilatadores y corticoides.

Los broncodilatadores actúan relajando los músculos que cierran los bronquios, para que se abran. Si efecto suele ser rápido, pero de corta duración.

Los corticoides bajan la inflamación de la mucosa de los bronquios para que no estrechen el paso de aire y evitar la producción excesiva de moco en ellos. Su efecto no es tan rápido, pero es más duradero que el de los broncodilatadores.

Si hay bronquitis suelen ser necesarios ambos.

Los corticoides se dan como tratamiento durante todo el periodo que el polen está en el aire.

Los broncodilatadores sólo en el momento que hay ahogo (con o sin tos).

A veces podemos notar que sólo con el bronco dilatador el niño parece mejorar, sin que usemos el corticoide, pero el resultado es engañoso, ya que no estamos tratando la inflamación que es la base del problema. Con lo que, en cuanto cede el efecto del broncodilatador, el bronquio vuelve a cerrarse y al final volvemos a necesitar la medicación.

Además, a largo plazo, si no tratamos la inflamación puede degenerar en una fibrosis que acaba reduciendo de forma irreparable la elasticidad de los bronquios.

Ambos medicamentos pueden darse por boca o con inhaladores.

Por boca pasan a sangre y una pequeña porción acaba llegando a los pulmones, donde realmente hacen falta.

Con inhaladores hacemos que la medicación vaya al mismo sitio donde el polen está causando problemas, la mucosa de los bronquios. Por lo que en principio la vía inhalada es mejor que la oral.

Pero en algunos momento la bronquitis puede ser tan intensa que podemos necesitar dar la medicación por varias vías a la vez.

Si tenemos claro que se trata de una tos alérgica bronquítica por polen y sabemos o tenemos una sospecha bastante clara de cuál es solemos mantener el Corticoide inhalado a diario hasta que acabe la polinización concreta. Y usamos el broncodilatador sólo cuando hay ahogo.

Este artículo es como todos orientativo. Y siendo como es la alergia algo que puede poner a algunos niños en aprietos serios no deberías automedicar a tu hijo. Especialmente si no tienes mucha experiencia con este problema. Acude a tu pediatra, y si el niño tiene ahogo a urgencias.
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Fuente:  Pediatra Jesús Garrido García

La primera sonrisa del bebé y lo importante que es corresponderla


 La primera sonrisa del bebé y lo importante que es corresponderla





Aunque está comprobado que los bebés sonríen desde el útero, la real primer sonrisa es la que ya tiene un carácter social a tan sólo unos días de nacido.




A través de los ultrasonidos se ha demostrado que los bebés, aún dentro del útero, son capaces de esbozar pequeñas muecas parecidas a una sonrisa. Cuando nacen, en los primeros días, podemos verlos sonreír cuando están dormidos, como si estuvieran soñando algo gracioso, pero este gesto no se debe a eso, ya que un bebé que acaba de nacer no ha tenido ninguna experiencia que le pueda hacer reír, ni el raciocinio necesario para que un recuerdo le haga gracia, así que se cree que es más bien un tipo de reflejo.




Pero cuando ya tiene un mes de edad, los bebés lanzan sus primeras sonrisas ya despiertos, ya como parte de una interacción y como el inicio de una comunicación como ser social que somos.

Esa primera sonrisa social, es la primera vez que el bebé se comunica, que socializa, que emite un mensaje y ¡claro que espera una respuesta! Estas interacciones entre padres e hijos hacen que los dos se conozcan cada vez más y mejor y con el tiempo se estrechan los lazos de amor entre ellos.




Además, el que estas acciones sociales como la risa, obtengan respuesta, le ayudan a sentir que es capaz de influir sobre lo que le rodea, y en cierto modo a conectar con el entorno y saber que tiene la capacidad de hacerlo cambiar si hiciera falta. Es saberse escuchado, importante, que es tomado en cuenta y  esto hace que desarrolle mejor su autoestima

Fuente :SER BEBÉ + Notas Ser Bebé