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viernes, 31 de marzo de 2017

Los niños también son fumadores pasivos



Los niños también son fumadores pasivos






Los efectos del humo de cigarrillo afectan el crecimiento de los pequeños, así estén lejos.


Los niños también son fumadores pasivos      
       




Primer paso: consultar con el profesional de la salud y buscar el mejor método para dejar el cigarrillo y no afectarse a sí mismo y a los niños.

El tabaco se ha convertido en una de las grandes preocupaciones en materia de salud pública del siglo XXI. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, al año mata casi 6 millones de personas, de las cuales, más de 5 millones son consumidores directos y más de 600.000 son no fumadores expuestos al humo ajeno.

Sobre esta cifra, se sabe que casi el 80 por ciento de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos bajos o medios, donde es mayor la carga de morbilidad y mortalidad asociada al tabaco.

Sumado a ello, la OMS indica que en algunos países los niños de los hogares pobres trabajan con frecuencia en el cultivo de tabaco para aumentar los ingresos familiares y son especialmente vulnerables a la enfermedad del tabaco verde, producido por la nicotina que absorbe la piel cuando se manipulan hojas de tabaco húmedas. Sin embargo, no son los únicos perjudicados, pues los niños que viven en familias de padres fumadores también están expuestos a los efectos del cigarrillo.

Graves efectos nocivos para los más chicos

En el humo de tabaco hay unos 7.000 productos químicos conocidos, de los cuales se sabe que, como mínimo, 250 son nocivos (gases volátiles), y 120 son cancerígenos para el ser humano. Además, el humo de tabaco en espacios cerrados es inhalado por todos; por lo tanto, fumadores como no fumadores quedan expuestos a sus efectos nocivos y esto incluye a los niños.

Por otro lado, según la OMS, unos 700 millones de niños, o sea, casi la mitad de los niños del mundo, respiran aire contaminado por humo de tabaco y más de un 40 por ciento de los niños tienen al menos un progenitor fumador. Preocupa que la última cifra que se tiene es del año 2004, donde los niños fueron víctimas del 31 por ciento de las 600.000 muertes prematuras atribuibles al humo ajeno.




Algunas de las consecuencias

1. El humo de tabaco es responsable de producir el síndrome de muerte súbita en el lactante, a causa de una madre fumadora, y de bajo peso al nacer en el feto.

2. Según la Organización Sanitas de España, “después del nacimiento los riesgos que el hábito de fumar de los padres les confiere se refieren de forma particular al sistema respiratorio: pueden tardar más en desarrollar la función pulmonar, tienen más posibilidades de sufrir infecciones respiratorias, el riesgo de padecer asma y episodios de exacerbación se incrementa significativamente, y son mayores las posibilidades de que sean alérgicos”.

3. Si la madre del niño es fumadora, la nicotina pasa al niño a través de la leche materna.

4. Los hijos de padres fumadores tienen más posibilidades de llegar a ser fumadores activos. De hecho, cada vez se adelanta más la edad de inicio en el hábito de fumar y en estos casos el tabaco tiene unos efectos muy concretos.

Además: Padres fumadores, bebés enfermos

¿Las leyes antitabaco protegen a los menores?

Respecto al tema, Diana Rivera, asesora en salud pública y control de tabaco de Educar Consumidores, asegura que “todas las personas deberían poder respirar aire sin humo. Sin embargo, muchas de las normas que se han creado han sido evadidas por los establecimientos con medidas como la implementación de techos corredizos para instalar espacios de fumadores, que de igual manera no impiden la entrada del humo a los espacios de no fumadores”. Esto, a pesar de que la OMS señala que más de 1.300 millones de personas, o el 18 por ciento de la población mundial, está protegida por leyes nacionales integrales sobre espacios sin humo.

También en el artículo 8 del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco se reconoce que la exposición al humo de tabaco es causa de mortalidad, morbilidad y discapacidad, y se pide a los países que adopten y apliquen medidas legislativas que protejan del humo de tabaco de segunda mano.

Por otra parte, en Colombia el consumo, la comercialización y publicidad del cigarrillo tradicional fueron regulados mediante la Ley 1335 del 2009. La norma prohibe fumar en espacios públicos cerrados y en sitios de trabajo, la venta menudeada en tiendas y puestos callejeros y todo tipo de publicidad, patrocinio y promoción de las tabacaleras y sus fundaciones sociales. La norma, además, exige que las cajetillas exhiban advertencias sanitarias explícitas sobre los daños que el tabaquismo causa a la salud, esto con el fin de no atraer a los menores con la publicidad, “... medida que también ha sido evadida por medio del cambio en la presentación de las advertencias en modelos incluso más llamativos”.

El humo de tercera mano

Existen tres tipos de humo: el primero es el que consume directamente quien fuma; el segundo, el que inhala la persona que se encuentra alrededor; y el tercero –el que más afecta a la población infantil– es el humo de tercera mano. “Este tipo de humo, que la mayoría de padres desconoce, queda impregnado en ropa, alfombras, paredes y en el ambiente en general y que demora hasta seis meses en desaparecer de las superficies”, agrega la experta de Educar Consumidores.}

Te puede interesar: Hijos de padres fumadores tienen más riesgo de sufrir tensión alta.

La solución está en adquirir hábitos saludables

Sí, los niños son una población afectada directamente por los efectos del consumo del tabaco de sus padres y de la falta del cumplimiento de las leyes que los protegen por parte de establecimientos públicos. Sin embargo, gran parte de la tarea y ejemplo debe provenir de casa, donde los padres deben ser quienes inculquen a sus hijos los buenos hábitos y la alimentación saludable. Por ello, es importante que si se tiene este hábito se busque, de la mano del profesional de la salud, la mejor forma de abandonarlo y de empezar a pensar en que no hay soluciones alternas, como salir al balcón o a lugares aireados para “supuestamente” no echarle el humo al niño.

“Esto de igual manera afecta a los pequeños, pues al querer darle un abrazo a sus padres, o simplemente entrar en contacto con alguna de las superficies que quedaron impregnadas por el humo del cigarrillo, que además están untadas de partículas del tabaco, pueden causarle al niño, a nivel general, problemas respiratorios, de crecimiento y de concentración, entre muchos otros que afectan directamente su crecimiento y desarrollo”, afirma Diana Rivera.




Fuente: María del Mar Quintana

Leches vegetales para niños: ¿Mejor o peor que la leche de vaca?



Leches vegetales para niños: ¿Mejor o peor que la leche de vaca?






Hoy en día hay mucho donde elegir, ¿qué leche es mejor para los niños?
Si algo va uno aprendiendo con el tiempo es que cuanto más importancia se da a un tema, más polémica se genera a su alrededor. Y que cuantas más soluciones hay para una misma cuestión es que mayor es la preocupación que ha generado en la gente.

La leche
Somos mamíferos. Eso significa que pasamos por una fase inicial en nuestra vida en la que el único alimento necesario es la leche. ¿Podríamos sobrevivir toda nuestra vida tomando sólo leche? En teoría, si lo hacemos durante los primeros meses de vida, no debe ser tan mala. Pero la realidad es que no. Los seres humanos somos en nuestras vidas el resultado de nuestra evolución. Y acabamos siendo omnívoros. Y gracias a eso evolucionamos hasta adquirir las características de lo que ahora somos. Una dieta mucho más restrictiva genera carencias.

La cuestión es que como los padres nos acostumbramos a que nuestros hijos lo consiguen todo de la leche, nos da la impresión de que no tomarla debe ser malísimo.

Pero, ¿es necesaria la leche tras los primeros años de vida? Pues la respuesta es que imprescindible no. Ha habido culturas no ganaderas que han sobrevivido perfectamente sin ella.

Vale, ¿es por el contrario uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis? Pues tampoco. En una dieta variada los lácteos pueden aportar cosas interesantes. Pero sustituibles.

La leche de vaca
Como la leche de vaca es la más usada en nuestro entorno han surgido movimientos que critican varios aspectos sobre ella:

– Cadenas de producción y distribución que la adulteran…

– Que produce alergias, cáncer…

– Que es la responsable de los mocos en los niños…

Dediqué hace unos meses un artículo a hablar sobre las “leyendas urbanas en torno a la leche de vaca“.

Como digo, para algunos la leche de vaca es casi el quinto jinete del Apocalipsis. Yo no lo veo justificado. Pero para gustos, colores. Y la decisión no es mía, sino vuestra.

Ante eso, cuando uno decide que no desea tener a la leche de vaca en la dieta surgen las opciones
Los componentes más interesantes en la leche son el calcio y la vitamina D. De dónde obtener ambos.

Fuentes alternativas de vitamina D:
La más evidente es el sol. Nuestro cuerpo produce vitamina D cuando se expone al sol.

Pero hay muchos alimentos ricos en vitamina D aparte de la leche: Pescado azul, huevo, hígado…

Fuentes alternativas de calcio:
Cereales como el arroz.

Verduras como las espinacas, la col rizada, la cebolla, los berros, la acelga, los grelos, el cardo, el brócoli…

Legumbres como las judías blancas, los garbanzos cocidos, las lentejas y la soja, son ricas en calcio.

Algunos de los frutos secos con más cantidad de calcio son las nueces, las avellanas, los pistachos, las almendras…

Leches vegetales
Como saben que a la leche es algo muy integrado en nuestra cultura alimentaria se han inventado “leches” vegetales que aporten ese calcio y vitamina D en forma de “líquido blanco”. Y lo llamamos leche.

Pero en realidad hay poca diferencia entre tomar leche de soja o tomar soja en ensalada. Es soja licuada y tratada para que parezca leche. Hay también “leche” de almendras, de arroz…

Pero podríamos tomar almendras, arroz o una mayor variedad de los alimentos que he nombrado arriba ricos en vitamina D y calcio.

Es decir, estas “leches” son alimentos modificados (a mi de entrada eso ya me gusta poco, porque no sé lo que estoy comiendo en realidad), que pueden ser sustituidos por alimentos no modificados (para mi gusto más sanos).

¿Las recomiendo en niños?
Pues no especialmente. No es que las condene tampoco, pero si preferimos dar una dieta a nuestros hijos exenta de lácteos, no veo la necesidad de sustituirlos por “leches” que no lo son. Basta con tener una alimentación variada rica en las otras fuentes naturales de calcio y vitamina D. Pero sí es importante que estos alimentos estén en la dieta, especialmente durante el crecimiento.




Como ejemplo, la más usada, la soja, no es que sea a mi parecer una de las mejores opciones. Casi la totalidad de soja que consumimos es transgénica. Algún día hablaré de los transgénicos. Pero no están ni mucho menos exentos de riesgos. No es que no tengan ventajas también, pero riesgos los hay. Si algo tiene el ser humano es un historial de meteduras de pata intentando “mejorar” el entorno que da para hacer varias enciclopedias.

Este es un tema en el que no hay respuesta correcta. Hay mucha información. Mucha de ella guiada por intereses económicos. Al final depende mucho de las convicciones de los padres. Pero lo que sí quiero que tengáis claro es que, en mi opinión, las respuestas simples suelen ser radicalismos sin base.

Y más aún, que no es cuestión de vida o muerte. Nuestro organismo tiene una capacidad de adaptación impresionante y hay muchas alternativas a las que puede recurrir.

Si te gusta y lo compartes ¡GENIAL!

Fuente: Pediatra Jesús Garrido