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martes, 18 de abril de 2017


 

Signos de que eres tóxico para tu hijo


Uno de los principales síntomas es que siempre dramatiza, se victimiza y queja de todo y todos.






La psicoterapeuta Anamar Orihuela explicó cómo identificar si estás siendo tóxico para tu hijo, qué te definiría como padre tóxico y además las características de tu hijo en caso de ser un niño intoxicado.

Características del padre-madre tóxico

• Te hace sentir que eres su razón de vivir y que nadie te iba a querer más que él/ella.

• Dramatiza, se victimiza y queja de todo y todos.

• Niega tus percepciones y siente que siempre tiene la razón.

• Es exigente y para él nunca haces nada bien ni valen tus logros, (0 reconocimiento).

• Te hace sentir culpable por ser tú mismo y vivir libertad.

• Hace bromas respecto a tu físico, tu inteligencia, tus relaciones, etc. y lastima tu autoestima.

• Te hace sentir que tus sentimientos y necesidades no son importantes.

• Nunca te puedes comunicar de forma adulta y es explosivo.

• Sometía a su cónyuge y lo anulaba.

• Nunca resolvía los problemas hablando y hacía como si no pasara nada.

• Crea competencia, alianzas y coaliciones entre los hermanos.

• Da, es incondicional, resuelve, se entrega y no pone límites.

• Tiene altas expectativas de ti y cuando no las cumples de deja de hablar y te ignora.

• Maltrato físico, verbal, emocional y te hacen sentir que es tu culpa su violencia.

• Es completamente ausente a nivel afectivo. El vacío es tóxico.

HIJO INTOXICADO

• Te sientes responsable de la felicidad de tus padres.

• Crees que estás en deuda y debes pagar sus esfuerzos.

• Eres profundamente dependiente en varios sentidos.

• Eres el padre de tus padres.

• Todo el tiempo justificas, minimizas o niegas sus carencias, negligencia y malos tratos.

• Sientes que tus padres te deben y hoy esperas que paguen la deuda.

• Permites que tomen decisiones y se metan en tu vida familiar y la educación de tus hijos.

• Estas completamente aliado en sus guiones de vida.

• Sientes culpa por ser tú y ser diferente a él o ellos.



Fuente :MARTHA DEBAYLE





¿Qué pasa con tu cerebro al ser mamá?


No sólo tu cuerpo cambia al ser mamá, el cerebro también será diferente.






Todas las mamás dicen que su vida da un giro cuando tienen un bebé, y es totalmente cierto.
 Pero este cambio va más allá de su figura o estilo de vida. Los cambios son, en gran parte, emocionales y se ven reflejados directamente en el cerebro.

Recientemente, científicos han puesto atención en definir la relación entre el comportamiento de una mamá primeriza y la actividad que muestra su corteza frontal, el mesencéfalo, lóbulos parietales y otras partes del cerebro.

 Después del embarazo los cambios se dan principalmente en la amígdala cerebral, la cual procesa y almacena reacciones emocionales como el miedo, la ansiedad y la agresividad.

Este cambio se relaciona con la nueva forma en que una mamá se comporta.

La amígdala, al ser mejorada, hace a la mujer hipersensible a las necesidades de su hijo, por ello es que la mirada de su bebé tiene el poder de activar los centros de recompensa de su cerebro. Este circuito cerebral le da a la mamá una especie de “poción” que hace que la atención, el afecto y su forma de hablarle sean especiales.

De acuerdo con la profesora Pilyoung Kim de la Universidad de Denver, en las nuevas mamás se han observado muchos cambios en las áreas del cerebro relacionadas con la regulación emocional, empatía e interacción social.

Lo interesante es que esta misma área está relacionada con el complejo obsesivo compulsivo, similar al que los animales desarrollan pues se despierta el deseo de proteger a su hijo.

Estudiar el cerebro de las nuevas mamás resulta más interesante ya que ayudará a entender por qué en esta etapa su ansiedad o depresión crece.

Los especialistas dicen que los daños en la amígdala están asociados directamente con la depresión posparto, por ello, no es un tema que deba tomarse a la ligera.

 Una de cada seis mujeres sufre depresión posparto o conductas obsesivas compulsivas en los primeros meses de ser mamá.

Ellas siguen un patrón que las
hace pensar en las cosas que no pueden controlar, por ejemplo si su bebé está sano, enfermo o está respirando.

Pero no todo es malo, también hay áreas del cerebro que se activan para ayudarlas a manejar los cambios de ánimo y el comportamiento de una nueva mamá.

Los altibajos emocionales por los que pasan en el embarazo son para guiarlas en el cuidado de su hijo.

 ¿Sabías que en 2011, un estudio demostró que las reacciones de una mamá son mayores cuando mira fotos de su hijo que de cualquier otro bebé? Los expertos registraron una fuerte respuesta en el cerebro (amígdala, el tálamo y otros lugares). Y por si fuera poco, la ansiedad y los síntomas de depresión también se vieron reducidos al ver esas imágenes.

Si te has sentido completamente diferente después de ser mamá, ahora comprendes cuánto es que tu cuerpo y cerebro se han transformado.


Fuente: BBMUNDO