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lunes, 27 de marzo de 2017

Una casa limpia no te hace una mejor mamá



Una casa limpia no te hace una mejor mamá





Desde que era adolescente, me he considerado una persona creativa y como tal, desde que tengo uso de razón mi cuarto ha sido un desorden.

Siempre pensé que había algo mal conmigo por no ser organizada, hasta que en lugar de sentirme mal, mejor acepté que era una forma de expresión.

A pesar de haber un desorden, siempre sabía dónde estaban las cosas y si alguien las movía me volvía loca, porque después no podía encontrar nada.

Ahora como mamá las cosas no han cambiado mucho. Al casarme, el desorden inmediatamente se duplicó por que mi esposo también es creativo y ni qué decir cuándo los niños fueron gradualmente haciendo su aparición con los años.

Entre obras de arte, piezas musicales y nuevos proyectos, mi sueño de algún día ser organizada cada vez se hizo más distante.

Recuerdo que los primeros años como mamá, vivía en constante estrés porque pensaba que entre más limpia tuviera mi casa sería una mejor mamá, pero estaba muy equivocada.

Ser mamá es una misión de vida porque requiere formar una relación con una persona, criarla, guiarla, enseñarla y amarla para siempre.

Ser ama de casa es una serie de tareas como limpiar, barrer, trapear, planchar, cocinar y administrar el hogar.

 Pasar más tiempo realizando estas tareas no significa que automáticamente seré una mejore mamá.

Cuando por fin descubrí esta diferencia, me di cuenta que como mamá no estoy haciendo tan mal mi trabajo porque el nivel de limpieza de mi casa no determina la relación que tengo con cada uno de mis hijos.

 Sin embargo, el estrés y la insatisfacción se debían al qué dirán y al yo compararme con otras mamás.

Mi mayor temor en esos primeros años de mamá era que alguien llegara a visitarme y viera mi casa hecha un desastre.

Cuando me ponía a pensar en lo que dirían de mi era una tortura.

Poco a poco aprendí que no tengo que hacer todo yo, que puedo pedir ayuda, que mi trabajo es estar ahí para mis hijos y fortalecer nuestra relación y que el trabajo en la casa nunca termina por más que me esfuerce.

Ahora, disfruto más ser mamá y realizarme como persona.

Ahora paso varias horas de voluntaria a la semana en la escuela de mis hijos porque así contribuyo a mi comunidad y sigo forjando la relación con ellos, porque el trabajo en casa nunca termina y siempre está ahí esperándome, la infancia de mis hijos no.


Fuente: Danielly Lara
BabyCenter Blog
HISTORIAS DE MAMÁS

A los 3 años: habla, corre y se relaciona



A los 3 años: habla, corre y se relaciona





La experta Annie de Acevedo te explica qué debes observar en tu hijo, para estar tranquilos.



Cuando el niño llega a los tres años, es importante observar ciertos aspectos del desarrollo del pequeño en tres áreas fundamentales: el desarrollo del lenguaje, la habilidad motora y la parte social.

Empecemos por el lenguaje, un tema clave.

A los tres años un niño debe tener un lenguaje que le permita expresar sus necesidades.  Por lo general, los niños de esta edad usan frases cortas, lógicamente construidas y en orden, aunque cometan algunos errores gramaticales o errores de pronunciación.  La “rr”, por ejemplo, es un fonema muy difícil de pronunciar, y a veces no llegan a hacerlo sino hasta los cuatro años.  También pueden cometer errores en la conjugación de los verbos, como decir “yo sabo”, aunque progresivamente los van disminuyendo.  El vocabulario es reducido, pero crece día a día, y también a esta edad los niños deben comenzar a ser capaces de narrar o contar algo.

Para tener una idea clara de cómo va el proceso de desarrollo del lenguaje,  en psicología se usa un ejercicio sencillo que consiste en que el niño repita, en orden, tres palabras no relacionadas por solicitud de un adulto.  El niño que es capaz de hacer eso muestra que su proceso audio-verbal va por buen camino.  Lo más importante es que el proceso fluya y vaya mejorando cada día, aunque sea lento.  Hay que alarmarse solo si se nota un estancamiento o un deterioro.


En cuanto a la parte motora, el desarrollo de esta área es fundamental a los tres años.

Un niño que a esta edad es muy verbal pero no se mueve, está mostrando que algo no anda bien.  En los primeros cinco años de vida el área bandera de desarrollo es la motora, y un niño que tenga problemas allí hay que prestarle atención muy rápidamente,  estimularlo a través de actividades que propicien el movimiento, como salir regularmente al parque o al campo, o iniciarlo en un deporte.

A los tres años el niño ya tiene que estar bajando bien las escaleras, alternando las dos piernas; debe poder nadar y, por eso, si es posible, es bueno inscribirlos en clases de natación; debe poder saltar bien, columpiarse y mantener el equilibrio por un rato.




En cuando a lo que se conoce como motricidad fina, un niño de tres años ya empieza a agarrar bien un crayón o un lápiz grueso, y comienza a hacer una figura humana que no tiene cuello ni cuerpo, sino que es como una cabecita de la que salen los brazos y las piernas, una arañita, como la llamamos en psicología.

En lo que se refiere a la parte social, se debe observar cómo se relaciona con otros niños, porque hasta los dos años y medio el niño juega paralelamente, es decir, que no interactúa con los demás.  Pero ya a los tres años, cuando empieza a ir a otros sitios, comienza a interesarse por los otros niños, aunque siga un poco temeroso.

En este momento ya  es capaz de compartir sus juguetes y puede jugar con otros niños durante 5 o 15 minutos, aproximadamente, antes de cambiar de actividad.  También puede empezar a mostrar ciertas preferencias en sus amistades, lo que muestra que está  comenzando a manejar bien sus emociones alrededor de sí mismo y de los demás, y que tiene una buena autoestima.

Entonces, si ves que tu hijo está  hablando y expresándose bien, que se está moviendo y está aprendiendo a manejar su cuerpo, y que está empezando a relacionarse bien con los demás, puedes estar tranquilo

Fuente:  Annie de Acevedo

¿Es bueno mecer a los bebés?



¿Es bueno mecer a los bebés?





Descubre por qué mecer o arrullar a tu bebé ayuda a su desarrollo cerebral.


Muchos pedagogos aseguran que al mecer a tu bebé lo estás maleducando, ya que lo acostumbrarás a sólo poder relajarse y dormir de ese modo.

Después de varios estudios médicos se comprobó que el movimiento de mecido regula la función neurológica del niño, en pocas palabras, ordena su cerebro.

Este calmante rítmico le da una sensación de confort y bienestar que es imposible de sustituir, lo que significa una razón más para no preocuparse por consentirlo de más o acostumbrarlo a los brazos. Si los bebés son reconfortados cuando lo piden, suelen no demandar ese apapacho cuando están contentos.




Esto es lo que sucede cuando meces a un bebé:

Le das seguridad y confort para ayudarlo a relajarse en ambientes diferentes a su casa.
Lo ayudas a asimilar todo lo que sucede alrededor y los nuevos estímulos fuera del vientre materno sin perder tu contacto.
Estimularás su sentido de balance y ritmo.


Si haces contacto visual con él, fomentarás su desarrollo social y emocional.


Además, si cuando lo meces pones música ambiental y la repites cada vez que lo vayas a dormir, estarás creándole una rutina de sueño y su sentido del oído, además de fortalecerse, asociará ese momento con la hora de dormir desde pequeño.




Fuente:BBMUNDO

¿De qué está hecha la leche materna?


¿De qué está hecha la leche materna?




Te decimos por qué tu recién nacido no necesita nada más que la leche materna.


El primer consejo que recibes al ser mamá es: “amamanta a tu bebé”.

Si te preguntas qué diferencia hay si le das leche de fórmula, la respuesta es sencilla: los nutrientes de la leche materna son los que más necesita un niño para su desarrollo.




 ¿Cuáles son los componentes de la leche materna?
Seguro sabes que los componentes de la leche materna son las grasas, carbohidratos, proteínas, vitaminas, minerales y agua. Las porciones de estos nutrientes son exactas para garantizar el pleno crecimiento de tu bebé, por ello es que la Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva durante los 6 primeros meses de vida. El DHA (ácido docosahexaenoico) es un tipo de ácido graso que también está de forma natural en la leche materna y otros alimentos.


Gracias a esto durante el primer año de vida tu bebé mejora su desarrollo cognitivo, verbal y motriz.

 La leche materna también contiene Colina, Yodo, Hierro y Zinc, conocidos como neuronutrientes.

Por último, se encuentra la membrana del glóbulo de grasa de la leche (MFGM, por sus siglas en inglés), la cual, aunque se conoce desde hace mucho tiempo, ha tomado mayor relevancia porque además de ser un componente bioactivo de la leche materna y es fuente de lípidos y proteínas bioactivas,  reconoce la relación que tiene en el desarrollo del sistema nervioso y el sistema inmune de tu bebé, además de que favorece el desarrollo emocional y mental junto a otros nutrientes.

 Ana Laura Castro, Nutrition Scientist de Mead Johnson Nutrition América Latina, explicó que la MFGM es un componente bioactivo de la leche y se encuentra tanto en la leche humana como en la de vaca, tiene una composición de lípidos y proteínas similar que ha mostrado importantes beneficios en la población infantil.


 Al ser bebé, su cerebro requiere neuronutrientes y componentes clave para apoyar su desarrollo emocional y cognitivo.

Amamantar a tu bebé no sólo le garantiza una buena nutrición, sino que contribuyes en su desarrollo emocional y mental. ¡Ojo! Tu trabajo como papá no termina ahí, aun cuando a ellos también debes estimularlo adecuadamente según su edad.

 Aprende cómo estimularlo así.

Recuerda: Con una adecuada nutrición tu hijo será capaz de lograr su máximo potencial y una adecuada regulación de sus emociones

Fuente:  BBMUNDO