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viernes, 31 de marzo de 2017

Leches vegetales para niños: ¿Mejor o peor que la leche de vaca?



Leches vegetales para niños: ¿Mejor o peor que la leche de vaca?






Hoy en día hay mucho donde elegir, ¿qué leche es mejor para los niños?
Si algo va uno aprendiendo con el tiempo es que cuanto más importancia se da a un tema, más polémica se genera a su alrededor. Y que cuantas más soluciones hay para una misma cuestión es que mayor es la preocupación que ha generado en la gente.

La leche
Somos mamíferos. Eso significa que pasamos por una fase inicial en nuestra vida en la que el único alimento necesario es la leche. ¿Podríamos sobrevivir toda nuestra vida tomando sólo leche? En teoría, si lo hacemos durante los primeros meses de vida, no debe ser tan mala. Pero la realidad es que no. Los seres humanos somos en nuestras vidas el resultado de nuestra evolución. Y acabamos siendo omnívoros. Y gracias a eso evolucionamos hasta adquirir las características de lo que ahora somos. Una dieta mucho más restrictiva genera carencias.

La cuestión es que como los padres nos acostumbramos a que nuestros hijos lo consiguen todo de la leche, nos da la impresión de que no tomarla debe ser malísimo.

Pero, ¿es necesaria la leche tras los primeros años de vida? Pues la respuesta es que imprescindible no. Ha habido culturas no ganaderas que han sobrevivido perfectamente sin ella.

Vale, ¿es por el contrario uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis? Pues tampoco. En una dieta variada los lácteos pueden aportar cosas interesantes. Pero sustituibles.

La leche de vaca
Como la leche de vaca es la más usada en nuestro entorno han surgido movimientos que critican varios aspectos sobre ella:

– Cadenas de producción y distribución que la adulteran…

– Que produce alergias, cáncer…

– Que es la responsable de los mocos en los niños…

Dediqué hace unos meses un artículo a hablar sobre las “leyendas urbanas en torno a la leche de vaca“.

Como digo, para algunos la leche de vaca es casi el quinto jinete del Apocalipsis. Yo no lo veo justificado. Pero para gustos, colores. Y la decisión no es mía, sino vuestra.

Ante eso, cuando uno decide que no desea tener a la leche de vaca en la dieta surgen las opciones
Los componentes más interesantes en la leche son el calcio y la vitamina D. De dónde obtener ambos.

Fuentes alternativas de vitamina D:
La más evidente es el sol. Nuestro cuerpo produce vitamina D cuando se expone al sol.

Pero hay muchos alimentos ricos en vitamina D aparte de la leche: Pescado azul, huevo, hígado…

Fuentes alternativas de calcio:
Cereales como el arroz.

Verduras como las espinacas, la col rizada, la cebolla, los berros, la acelga, los grelos, el cardo, el brócoli…

Legumbres como las judías blancas, los garbanzos cocidos, las lentejas y la soja, son ricas en calcio.

Algunos de los frutos secos con más cantidad de calcio son las nueces, las avellanas, los pistachos, las almendras…

Leches vegetales
Como saben que a la leche es algo muy integrado en nuestra cultura alimentaria se han inventado “leches” vegetales que aporten ese calcio y vitamina D en forma de “líquido blanco”. Y lo llamamos leche.

Pero en realidad hay poca diferencia entre tomar leche de soja o tomar soja en ensalada. Es soja licuada y tratada para que parezca leche. Hay también “leche” de almendras, de arroz…

Pero podríamos tomar almendras, arroz o una mayor variedad de los alimentos que he nombrado arriba ricos en vitamina D y calcio.

Es decir, estas “leches” son alimentos modificados (a mi de entrada eso ya me gusta poco, porque no sé lo que estoy comiendo en realidad), que pueden ser sustituidos por alimentos no modificados (para mi gusto más sanos).

¿Las recomiendo en niños?
Pues no especialmente. No es que las condene tampoco, pero si preferimos dar una dieta a nuestros hijos exenta de lácteos, no veo la necesidad de sustituirlos por “leches” que no lo son. Basta con tener una alimentación variada rica en las otras fuentes naturales de calcio y vitamina D. Pero sí es importante que estos alimentos estén en la dieta, especialmente durante el crecimiento.




Como ejemplo, la más usada, la soja, no es que sea a mi parecer una de las mejores opciones. Casi la totalidad de soja que consumimos es transgénica. Algún día hablaré de los transgénicos. Pero no están ni mucho menos exentos de riesgos. No es que no tengan ventajas también, pero riesgos los hay. Si algo tiene el ser humano es un historial de meteduras de pata intentando “mejorar” el entorno que da para hacer varias enciclopedias.

Este es un tema en el que no hay respuesta correcta. Hay mucha información. Mucha de ella guiada por intereses económicos. Al final depende mucho de las convicciones de los padres. Pero lo que sí quiero que tengáis claro es que, en mi opinión, las respuestas simples suelen ser radicalismos sin base.

Y más aún, que no es cuestión de vida o muerte. Nuestro organismo tiene una capacidad de adaptación impresionante y hay muchas alternativas a las que puede recurrir.

Si te gusta y lo compartes ¡GENIAL!

Fuente: Pediatra Jesús Garrido

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