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viernes, 17 de marzo de 2017

¿Porqué lloran tanto?

Comportamiento 



¿Porqué  lloran tanto? 





Habla con tus hijos el hecho de que sean pequeños no significa que no entienden.

Tu hijo llora "por hambre, frío,  calor, estreñimiento, gases, sueño y en el peor de los casos, por enfermedad.
Todas razones relacionadas con la satisfacción de sus necesidades básicas con su estado de ánimo", explica Ana María Suárez, puericultora y experta en crianza.

Lo que no es muy común es que llore de manera recurrente,  sin causa aparente, que se torne irritante, que ese llanto sea incontrolable y  que causa - inclusive- síntomas como ahogo,  desmayo.  Menos comunes A
Aún es que le sucede a los niños mayores de 2 años que van al jardín y comparten espacios diferentes a los de su entorno familiar. 



"Soy una madre muy tolerante. 
Muchos me dicen que me deja manipular por los niños, les paso mucho sus berrinches y me falta autoridad(...) pero a conciencia hace que no se trata de eso, que los amo y que la oportunidad de pasar los primeros años de su vida con ellos me hace conocerlos  bien",  dice Pao la madre de un niño de 4 años y de una niña de 2 años y medio precisamente Emilia desde muy pequeñita llora de un momento y otro. Por una palabra, porque no encuentra algo,  porque no lo alcanza o simplemente porque se despierta, no para de llorar aún toma pecho y hasta hace poco dejó el pañal. Así las cosas  se diría que es una niña demasiado consentida. 






Sin embargo, para expertas como Patricia Camacho Berrío, máster y entrenadora en programación neurolingüística, y facilitadora de procesos humanos, “un niño se enferma o tiene mal comportamiento por reflejo de su ambiente”. Lo que quiere decir es que el problema puede no estar en el niño, sino en cómo se está educando o en su entorno.

Buscando en casa

Para Camacho, si tu hijo ha superado los 18 meses y están en la etapa en que se consolidan su independencia, "se está dando cuenta de que son ellos mismos no la prolongación de sus madres.  Entonces están en un momento de confusión y miden a través del llanto y la pataleta su capacidad de llamar la atención". 


Hacia los tres años de edad, tu niño afirma su personalidad y, en términos generales, las pataletas y las crisis de llanto deben quedar atrás como medio de expresión mientras que dan paso al lenguaje.
Es apropiado validar si él está cómodo, satisfecho con su alimentación o con algún dolor, y analizar el ambiente en el que está creciendo. “Si este es hostil y en él se grita, el niño puede estar reflejando lo que le rodea y de ahí que aprenda a comunicarse” con llanto e irritabilidad.
¿Qué hacer y cuándo?
“No podemos pedir a nuestros hijos no manifestar su malestar, pero sí manejar la situación de manera que ellos regulen su comportamiento”, dice Navas. “Nunca utilices castigos físicos, que hacen que el niño responda con agresividad y actúe por temor. Si hace una pataleta, no lo consientas, deja que se calme y no cedas ante lo que provocó tal comportamiento”, concluye.
Para Patricia Camacho, el amor, la comprensión, la tolerancia y la congruencia son los mejores recursos que tienen los padres en estos casos: “Háblales a los niños a su altura. Es más, pónte en su misma posición corporal, imita su llanto jocosamente y busque entenderlos; luego abrázalos y explícales, cuando se calmen, que así no se llama la atención ni se obtiene lo que se desea”.
Finalmente, si notas que el llanto se da después de ciertos momentos: después de comer o al insistirle que vaya al baño, consulta con el pediatra pues el origen puede ser físico.
Independientemente de lo que les suceda, habla con tus hijos, no creas que porque son pequeños no entienden.


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